
En Antioquia, un pequeño caserío llamado Pato, fue destruido por los ingleses. Esta es la historia que ha pasado de voz a voz por más de 70 años.
En las tierras bañadas por el río Nechí, Pato nació como un caserío prometedor gracias a la minería de oro. A inicios del siglo XX, la empresa Pato Consolidated Gold Mining eligió este lugar por sus ricos yacimientos auríferos, estableciendo un campamento que se convirtió rápidamente en un pueblo modelo. Con calles asfaltadas, casas amplias rodeadas de jardines y servicios públicos que aseguraban la calidad de vida de sus habitantes, Pato simbolizaba el progreso que la minería podía traer.
Los relatos de quienes vivieron allí cuentan que Pato tenía un aire de prosperidad incomparable. La empresa construyó escuelas, un hospital, una planta de hielo, casinos y hasta barrios organizados como El Palomar y San Andresito. Todo giraba en torno al oro que fluía desde el río Nechí, hasta que un día esa riqueza comenzó a escasear.
«Oro escaso, compañía va para Bagre», sentenció Mr. Swan, el gerente de origen inglés que comandaba la operación minera. Aquellas palabras sellaron el destino de Pato. La empresa decidió trasladarse al naciente corregimiento de El Bagre, no sin antes aplicar una política devastadora: destruir el caserío. Casas, jardines, escuelas y campamentos fueron demolidos por retroexcavadoras y bulldozers. Nada debía quedar en pie, temerosos de que «la chusma» tomara el lugar.
Tras la salida de la empresa, un ejército de barequeros descendió sobre las ruinas en busca de oro. Armados con bateas y picas, terminaron de desmontar el pueblo, arrancando incluso los cimientos de las casas. El esplendor de Pato fue reemplazado por un desierto de escombros, quedando solo el hospital y unos pocos edificios como testigos de su pasado glorioso.
Hoy, el lugar donde estuvo Pato intenta renacer. Sus habitantes han retomado el cultivo de la tierra, sembrando esperanza en medio de las cicatrices que dejó la codicia. Aunque Pato fue arrasado, su historia vive como un recordatorio de lo que puede provocar la ambición desmedida, pero también de la capacidad de los pueblos para reconstruirse desde sus raíces.
Según proyecciones del SISBÉN, El Pato cuenta con una población aproximada de 3.387 habitantes. En términos de infraestructura, el corregimiento cuenta con una iglesia católica, una institución educativa rural (I.E.R. Simón Bolívar), una cancha de juego y una iglesia evangélica denominada CANAAN-Pato.