
Conocida como “Madre Laura”, Laura Montoya Upegui, como era su nombre de pila, es la primera y la única santa colombiana. Nació en 1874 en el municipio de Jericó, en el seno de una familia católica. Cuando tenía solo dos años su padre fue asesinado durante la Guerra Civil Colombiana, lo cual dejó a su familia en una difícil situación económica.
Debido a la precariedad económica, su madre se vio obligada a dejarla en un orfanato bajo el cuidado de su tía, la religiosa María de Jesús Upegui, fundadora de la congregación de Siervas del Santísimo y de la Caridad.
Con la ayuda de su tía, Laura pudo estudiar para ser maestra. Se desempeñó muchos años como docente pasando por varios colegios de Antioquia, donde se dedicó a formar jóvenes en la fe católica.
Cuando tenía 39 años de edad decidió trasladarse al municipio de Dabeiba en compañía de seis catequistas para trabajar con los indígenas Embera Katíos. Desde entonces dedicó el resto de su vida al apostolado y las misiones.
En 1914, con un grupo de catequistas fundó la congregación de las Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena.
Aunque pasó nueve años en una silla de ruedas no dejó de escribir y de enseñar, falleció a los 75 años de edad, el 21 de octubre de 1949 en la ciudad de Medellín.
El Vaticano le dio el título de maestra de misión en América Latina, servidora de la verdad y de la luz del evangelio.
En 1973 fue declarada Sierva de Dios, en 1991 la declararon como venerable, en 2004 fue reconocida como beata y en 2013 su nombre fue inscrito en el libro de los Santos.
A la Santa Laura se le atribuyen varios milagros, uno de ellos fue realizado en favor del médico antioqueño Carlos Eduardo Restrepo, quien de una manera inexplicable para la ciencia, fue sanado de una enfermedad terminal.
Actualmente miles de creyentes viajan a su pueblo natal, Jericó, y visitan la casa donde nació la santa y se le rinde homenaje. Además, sus restos se encuentran en el Santuario de la luz ubicado en Medellín.