
Crece la controversia tras conocerse que el Museo de Arte Moderno de Medellín (MAMM) busca vender dos obras emblemáticas de la pintora Débora Arango: Madona del Silencio y Rojas Pinilla. La propuesta fue presentada al Banco de la República, aunque la compra solo podría realizarse con el visto bueno del Ministerio de Cultura, entidad que hasta ahora se ha opuesto.
Arango donó al MAMM la mayor parte de su producción artística a finales de los años 80, aunque la entrega oficial se hizo en 2005, después de su muerte. En total fueron 233 óleos y acuarelas, además de bocetos y artesanías, bajo la condición de que la colección se conservara como un conjunto indivisible. Este compromiso legal y simbólico se ha convertido en uno de los principales argumentos contra la iniciativa de venta.
La directora del MAMM, Mercedes González, ha defendido la propuesta señalando que el objetivo es permitir que las obras circulen en otras instituciones culturales y generar recursos para la conservación de la colección, el financiamiento de programas sociales y culturales del museo y el apoyo a mujeres artistas antioqueñas.
El Ministerio de Cultura, sin embargo, ha insistido en que la donación de Arango no puede fragmentarse. A raíz de esto, se ha despertado un amplio debate, donde muchos coinciden en que las obras deben permanecer en Medellín, no solo por su valor artístico e histórico, sino por el vínculo que guardan con la memoria de la ciudad.
Las dos piezas en cuestión reflejan facetas centrales de la obra de la artista. Madona del Silencio, pintada en 1946, surgió de su visita a la cárcel del Buen Pastor y representa un parto en condiciones de soledad y precariedad. Rojas Pinilla, por su parte, es una crítica política en la que Arango retrata sapos celebrando sobre la bandera nacional con bolsas de dinero, mientras debajo aparecen víctimas, en una alusión directa a la corrupción y la desigualdad en Colombia.