Con el Domingo de Ramos inició el pasado 28 de marzo para el cristianismo y en especial para el catolicismo la Semana Santa, celebración en la que se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
Durante esa semana millones de personas, además de asistir a los ritos y celebraciones litúrgicas, se abstienen, entre otras cosas, de comer carne o realizan ayunos como penitencia y señal de respeto al calvario vivido por cristo.
Según lo indicó el sacerdote Donato Jiménez al medio ACI Prensa, el ayuno y la abstinencia de carne es obligatoria el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.
El Concilio de Vaticano II respecto a eso señala que: “ha de tenerse como sagrado el ayuno pascual; ha de celebrarse en todas partes el Viernes de la Pasión y Muerte del Señor y aún extenderse, según las circunstancias, al Sábado Santo, para que de este modo se llegue al gozo el Domingo de Resurrección, con elevación y apertura de espíritu”.
Es decir, para lo católicos no es obligatorio dejar de comer carne toda la Semana Santa, sino específicamente el Viernes Santo, día en el que se celebra la acción litúrgica de la pasión y muerte de Jesús.